Hace 23 años, Edgar Silva, un colombiano radicado en la capital, decidió darle vida al Club Deportivo fundando la escuela de fútbol.

 

A pesar de sus dificultades iniciales y el miedo a la responsabilidad, Edgar maduró la idea después de estudiar en la Federación de Fútbol de Madrid, ​​donde se dio cuenta de que podía crear una escuela dedicada al deporte.

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Edgar, mensajero y periodista de profesional, asumió el desafío de dirigir una escuela que acogió a mas 120 niños de diversas nacionalidades diferentes, entre ellas Ecuador, Chile, Marruecos, República Dominicana y Panamá.

 

La escuela no sólo se centra en el deporte, sino que también busca promover la inclusión social y el respeto entre niños de diferentes nacionalidades. A pesar de la falta de patrocinio y apoyo, Edgar sigue comprometido con la idea de que el fútbol tiene el poder de unir a la gente.

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A pesar de las dificultades económicas, Edgar recibió el apoyo de la asociación de vecinos del barrio Orcasur, lo que demuestra que la cooperación y la pasión por el fútbol pueden superar cualquier obstáculo.

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Édgar Silva, también conocido como "Boli", se consagró como uno de los dirigentes deportivos más destacados de Madrid, transformando el campo de futbol Maris Stella en un laboratorio donde se tejen historias de migración y deporte.

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En la escuela, Edgar apoya a jóvenes inmigrantes utilizando el fútbol como una forma de superar obstáculos y recuperar el sentido de pertenencia. Cerca de 200 jóvenes de Ecuador, Chile, Colombia, Paraguay y España, encontraron en la escuela no sólo un lugar de desarrollo deportivo sino también un lugar de apoyo, donde olvidarse de sus preocupaciones.

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Edgar y Orcasur Sin Fronteras han demostrado que el fútbol trasciende fronteras y puede ser una herramienta eficaz para la integración y el desarrollo de la comunidad. Durante los primeros años de su existencia, la escuela se convirtió en un espacio que celebraba la diversidad y promovía la convivencia y la amistad entre niños de diferentes partes del mundo.